jueves, agosto 31, 2006

Fin de semana a la vista

En el trabajo hay por lo menos otras tres personas que hacen cosas similares a las que a mi me asignan, y cada uno las hace a su manera. Mis compañeros usan el teléfono, hablan con la gente y llegan a acuerdos con otras personas. Yo hacía lo mismo cuando comencé a trabajar aquí, pero luego decidí que sería mejor evitarme esas llamadas e hice pequeños archivos de excel llenos de fórmulas para que me facilitaran las cosas. Estos sencillos archivos son una auténtica maravilla, me ahorran muchas horas de trabajo y entregan iguales o mejores resultados que estar haciendo las cosas a mano. No es que yo sea un genio, pero como dicen por ahí, en tierra de ciegos el tuerto es rey. :S

El otro día me di cuenta de que eso igual y dice mucho de mi forma de ser: Una de las cosas que me alegra más de poder "automatizar" mi trabajo, es que evito esas largas y tediosas llamadas telefónicas con gente del trabajo hablando de productos, clientes, productividad, contribuciones y cosas por el estilo. Prefiero pelear con la computadora que con personas, y yo que siempre he renegado de ellas porque un día se rebelaran y dominaran el mundo ( por cierto, he pensado seriamente que la serie de Terminator es una precuela de la precuela de Dune). No, no soy un ermitaño, sólo tengo espíritu de naufrago sin haberme hecho a la mar.

¡Se acerca el fin de semana! como siempre, pensar en eso me pone de buen humor ¡y con tantas cosas por ver! conseguí cuatro películas y ya no resisto las ganas de poner la mano en el reproductor de DVD.
El hombre que nunca estuvo de los hermanos Coen, y Manhattan de Woody Allen ya las he visto, pero verlas de nuevo no me molesta nada nada.
Lo nuevo va a ser La doble vida de Verónica, y Radio Days. ¿a que suenan bien?

Mañana me toca ir al trabajo a las oficinas corporativas, es más lejos de casa y con mucho más tránsito en el camino. Pero hay un punto a favor: enfrente del edificio hay tres grandes librerías. Igual no voy a comprar nada, últimamente he gastado mucho más de lo previsto en libros películas y discos (sí, lo de siempre, creo que tengo librodiscodvdpendencia, y en un estado de avance irreversible, o almenos muy grave), pero darse una vuelta entre los estantes no me caerá nada mal, quizá solo me provoque un poco de salivación, ansiedad y ganas de convertirme en delincuente, pero los guardias seguro podrán controlarme :P

A veces creo que mi vida es un poco rutinaria, creo que un buen día tendre que hacer algo al respecto. No sé, abandonar el trabajo y meterme en una caja de cartón, allí las posibilidades son infinitas; sólo que creo que no hay ninguna a mi medida, uhmm... nisiquiera se me ocurre nada bueno.

En fin, todavía estoy en el trabajo, y aunque a veces no lo parezca, el fin de semana siempre se acerca a 60 segundos por minuto.

martes, agosto 29, 2006

Y sigo sin entender




Hay películas que no entiendo, y que sin embargo me gustan, por ejemplo Mulholland Drive. La primera vez que la vi supe que no la comprendería y sin embargo, me mantuvo al borde del asiento durante todo el tiempo que duro, más aún, me quede pensando en qué era lo que había detras de esa extraña historia durante varios días. Aún hoy sigue dandome dolores de cabeza cuando trato de ordenar las escenas de alguna forma que me parezca minimamente entendible.

Tuve la oportunidad de ver Tres colores: Azul hace cosa de tres semanas. Igual no alcancé a entenderla del todo, había una historia sencilla sobre una mujer que queda viuda luego de un trágico accidente en donde también pierde a su hija. Lo siguiente es el proceso de recuperación que ella sigue después de salir del hospital, y esa recuperación es en muchos y variados aspectos. Suena sencillo, sin embargo, en cada escena siempre tuve la impresión de que había algo que se me escapaba, que la historia podía ser vista a varios niveles y que simplemente era algo que me sobrepasaba. Era una sensación extraña, y si a eso se le suma una música hermosísima que con unas cuantas notas producía extraños efectos, la película es algo más que simplemente memorable.

Recuerdo como Julie, la protagonista, durante algunos momentos es capaz de escuchar en su cabeza esa música que tanto significaba en su vida, y cada que la orquesta sonaba era como un golpe, con impactos que no pueden ser ignorados. ¿Será así como algunos compositores conciben su música? ¿cómo sera el poder imaginar una melodía totalmente nueva? ¿esos sonidos nunca antes escuchados tan claros resonando en la mente? supongo que nunca podre saber con certeza como se siente que en tu cabeza retumbe una orquesta tocando una sinfonía que todavía no ha sido interpretada, aunque a fin de cuentas, hay muy pocas cosas que pueda afirmar sin una duda de por medio ¿acaso ninguna?

miércoles, agosto 16, 2006

Viaje peligroso

Pronto espero comenzar a leer Viaje al fin de la noche, temo que resulte una empresa demasiado peligrosa, algo me lo dice...

"Lo peor es cuando te preguntas de dónde vas a sacar bastantes fuerzas la mañana siguiente para seguir haciendo lo que has hecho la víspera y desde hace ya tanto tiempo, de dónde vas a sacar fuerzas para ese trajinar absurdo, para esos mil proyectos que nunca salen bien, esos intentos por salir de la necesidad agobiante, intentos siempre abortados, y todo ello para acabar convenciéndote una vez más de que el destino es invencible, de que hay que volver a caer al pie de la muralla, todas las noches, con la angustia del día siguiente, cada vez más precario, más sordido."

jueves, agosto 10, 2006

¿Es mi imaginación o...?


Sólo tienes que imaginarlo: Es un hombre viejo, y en su rostro, a pesar de la espesa barba blanca, pueden verse profundas y oscuras líneas, de esas que llamamos arrugas. La mirada es recia, y tan profunda que podrías perderte en ella... hasta que escuchas su voz, y te das cuenta que la vida, a pesar de todo, puede volvernos sabios y compasivos, siempre que sepamos transitar por ella. Y hasta donde puedes apreciarlo, él lo ha sabido. No, su vestimenta no es lujosa, tampoco es nueva, más bien está gastada y vieja, pero cumple su función, mantener abrigado aquel aún enérgico cuerpo mientras un frío remolino te toma por sorpresa.

Ahí esta el viejo, frente a tí en una hermosa colina... ¿puedes verlo? ¿puedes verlo junto a ti? vamos, casi lo logras.

El viento es frío, pero el paisaje es hermoso. Indescriptibles e infinitas variaciones del color verde cubren el suelo: pasto, hojas y hierbas alfombran un valle cuyo límite no puedes fijar con la mirada; a lo lejos pueden verse azuladas siluetas de montañas recortar un cielo salpicado de nubes que parecen brillar por si mismas a la luz del sol.

El espectaculo de la naturaleza despliega su esplendor ante tus ojos, y por un instante, piensas que estas viviendo uno de esos momentos cuya suma constituye la dicha de una vida feliz.

Desviaste tu mirada de tu compañero, y al observar nuevamente descubres que una lágrima escapa de sus ojos.


¿Qué es todo esto? ¿porque estoy tratando de crear una imagen mental? Sucede que volvió a aparecer aquella vieja duda que nunca he podido responderme convincentemente. Ese hombre viejo que he imaginado, esta ahí, en el mundo de mi imaginación, y de una forma u otra... ¡existe!, sí, al menos como un minúsculo flujo eléctrico en mi cerebro, como algun intercambio químico entre mis neuronas o como unos cuantos bits de información en mi mente... exite. Y si mis palabras fueron al menos un poco adecuadas, tal vez tu también pudiste verlo e imaginarlo, y por lo tanto existe también en tu cerebro... ahora está ahí y puedes hacer con el lo que quieras, puedes hacerlo caminar, puedes transformar las blancas nubes en una tormenta, o puedes hacer que se oculte el sol y aparezcan las estrellas. El viejo seguirá ahi, o puedes mandarlo a casa. El punto es: ¿sabe él que sólo es producto de tu mente? ¿sabe que en cuestión de segundos has creado lo que para él es el mundo y el universo? ¿sabe el anciano que la lágrima que dejo caer fue diseñada por ti?

¿Y cómo sabemos que nuestro mundo no es una historia que alguien más ha imaginado? ¿incluso nosotros mismos? ¿hemos soñado a todos nuestros amigos? son viejas preguntas, ¿no? trilladas, podría decir alguien... y sin embargo me siguen pareciendo tan validas, que me podría pasar la vida tratando de hallar una respuesta.
Quizá sea mejor seguir conversando con el viejo...

miércoles, agosto 09, 2006

Navegar hasta Río

Nunca he navegado por el Amazonas,
jamás he llegado a Brasil;
pero Don y también Magdalena
cuando quieren allí pueden ir.

Ya que grandes vapores dorados
desde Southampton hasta Río van.
¡Navegar, navegar hasta Río!
¡Llegar hasta allí de verdad!
¡Qué ilusión navegar hasta Río
antes que el cabello empiece a blanquear!

Nunca he visto un jaguar,
y tampoco un armadillo
que con su armadura se haga el loquillo;
y sin verlos me tendré que aguantar

A menos que vaya a Río
para esas maravillas contemplar
¡Navegar, navegar hasta Río!
¡Llegar hasta allí de verdad!
¡Que ilusión navegar hasta Río
antes que la vista me empiece a fallar!

Rudyard Kipling
Los cuentos de así fue

El viernes de la semana pasada conseguí un pequeño librito que se llama Los cuentos de así fue, esta lleno de pequeñas historias que no he leído en su totalidad, pero son sencillas y hermosas, algunas tienen canciones como la de arriba, pequeños versos, dibujos , símbolos y muchas cosas más.

Pero ahora lo mejor será cantar... durante el viaje a Río.

lunes, agosto 07, 2006

No por siempre...

Cuando estaba estudiando la carrera, no tenía una idea clara de como serían las acosas una vez que empezara a trabajar, ¿que tendría que hacer? ¿estaba realmente preparado para trabajar? ¿y si mi preparación no era suficiente? ¿con que tipo de personas tendría que tratar? ¿podría resolver los problemas que se me presentaran? ¿usaría ecuaciones y todas esas cosas que había estado aprendiendo a resolver? uy, tenía muchas muchas preguntas y dudas sobre que pasaría una vez que abandonara la universidad.

Un buen día, al fin salí de la escuela, estaba un tanto decepcionado, muchos maestros no habían alcanzado en sus clases el nivel que yo esperaba, o no dominaban el tema, o no sabían como explicarlo, no les interesaba o bien, alguna combinación de las anteriores. Desde luego, había excepciones, profesores realmente notables que aportaron algo a mi vida y de los que aprendí tanto o más de lo que pense que podría hacer. La impresión final sin embargo, fue mala en general. Sentía que no había adquirido los conocimientos adecuados para hacer frente a mi nueva vida laboral que, con cierta incertidumbre, comenzaría pronto. Mientras tanto, decidí tomar un curso de ingles para mejorar un poco mi entendimiento de ese idioma.

Conseguí mi primer trabajo dos meses después del fin de curso, era una empresa que se llamaba GCC que recientemente había sido comprada por IBM. Mis tareas como becario, se resumían en aprender todo lo que pudiera sobre un sistema de cómputo llamado Baan, para después trabajar como consultor y ayudar a su implementación en las empresas que pagaran por ello.

Aprendí lo que pude sin tomar ningún curso formal, y creo que la parte de entender lo que hacía el tal Baan no la hice del todo mal. Mi problema fue como siempre, a la hora de relacionarme con la gente. No fui nada docil ni tampoco diplomático al expresar mis ideas y puntos de vista. Además, tampoco resulte muy buen orador para sesiones en público. Luego de un año y seis meses fuí despedido.

Tome otra vez un curso de ingles, para recordar lo que había olvidado del curso anterior, ¡jajajaja!, y nuevamente dos meses después, conseguí empleo.

Entre a trabajar en Amanco el 6 de Junio del 2000, y a la fecha sigo ahí. Tengo que decirlo: mi trabajo no me hace feliz.
Me gustaría levantarme emocionado y con ganas de llegar al trabajo, pensando con entusiasmo en las cosas que me esperan y en los nuevos proyectos que hay que emprender. La verdad, no ocurre así, sino al contrario.

Tengo seis años en el mismo lugar, y mi mayor ilusión la constituye el que un buen día podre salir de este trabajo y comenzar algo nuevo. Me gustaría tener un pequeño negocio, así que cada que recibo dinero de mi sueldo trato de ahorrar lo que está en mis posibilidades para, un día, dedicarme a algo que sí me motive para salir de casa lleno de ilusiones. Y es que cada día debería ser así, cada día debería de constituir por si mismo un motivo de alegría y de sueños que alcanzar y por los cuales y en los cuales trabajar. Tristemente no me sucede de esta forma, y aunque afortunadamente mi vida no está limitada al trabajo (no, desde luego que no), espero en un tiempo no muy lejano cambiar esta parte de mi vida que no me hace del todo feliz.