viernes, junio 30, 2006

Otra traducción

Musa, dime del hábil varón que en su largo extravío,
tras haber arrasado el alcázar sagrado de Troya,
conoció las ciudades y el genio de innúmeras gentes.
Muchos males pasó y por las rutas marinas luchando
por sí mismo y su vida y la vuelta al hogar de sus hombres,
pero a éstos no pudo salvarlos con todo su empeño,
que en las propias locuras hallaron la muerte. ¡Insensatos!
Devoraron las vacas del Sol Hiperión e, irritada
la deidad, los privó de la luz del regreso. Principio
da a contar donde quieras, ¡oh diosa nacida de Zeuz!



¿Hay una mejor forma de iniciar una historia que evocando a las musas?

Así comienza una de las obras más hermosas, interesantes e importantes de todos los tiempos. Y esta es la nueva traducción que he conseguido hace un par de semanas (nueva para mi, desde luego). Es hermosa ¿no? y cada traducción implica una visión distinta: la escencia se conserva, pero el viaje cambia. Cada palabra y oración particular del traductor, implica una vista distinta del paisaje que rodea al camino por el que Homero pensaba llevarnos.

¿Cuantas traducciones distintas al español habrá de la Odisea o de la Iliada? ¿Cuantas Odiseas distintas en cada idioma? A final de cuentas, cada una de ellas es una interpretación diferente, y cada lectura lo es también.

Así pues, cada lector representa un recorrido singular hacia Ítaca.