jueves, abril 28, 2005

Una noche más

A veces pienso que la capacidad de soñar me abandona, en especial en las noches en que solamente soy capaz de ver en el mundo, una faceta especialmente aterradora y espeluznate(más bien debe ser un aspecto de mi mismo): La desesperanza.
Cuando esto sucede, las imágenes de innegables existencias surcan mi mente, impregnándola de no siempre agradables pensamientos (no, nada agradables en ocasiones).
La fantasía entonces es empujada a los más profundos lugares, resguardandose incluso de mi mismo.
Comienza luego la exasperación, al perderme buscando ilusiones en odiseas interminables, ocurridas entre el insomnio y el cansancio, al brillo del cielo carente de estrellas de la ciudad.

Hay sin embargo, viejos y poderosos remedios personales, contra los cuales ni siquiera la cerca del abatimiento puede imponer su insólita fuerza.
Entre las llanuras y valles apenas poblados, sobre agrestes montañas bajo el extenuante calor del desierto, 0 en medio de irrepetibles construcciones vegetales, en la selva, a orillas de un río; quizá a mitad de un extraordinario viaje a Marte, la música de Ennio Morricone me ha devuleto al mundo de distancias infinitas y posibilidades ilimitadas.

4 Comments:

Blogger arafel said...

ah, un buen final, al menos
perder la capacidad de soñar se parece demasiado a morir, desde ,i punto de vista.
Espero que nunca tengas que sufrir algo asi...

8:45 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

Oh, yo tampoco quiero que llegue ese momento...

¡Al menos mientras funcione mi reproductor de discos no ocurrirá! :D

9:15 p.m.  
Blogger Catusvulnus said...

Cada uno de nosotros nos agarramos de algun lado para poder seguir soñando, la musica es mi objeto favorito

1:40 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

Catusvulnus, ¡estamos de acuerdo!, la música es poderosa. Aunque no siempre coincidamos en el número de estrellas ;D

11:40 a.m.  

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