Terror hasta el amanecer

En Guanajuato, una de las ciudades más bonitas del país que he tenido oportunidad de visitar, habra en estos días una muestra de cine de terror: Se proyectará The dawn of the dead a la media noche, en un panteón de la ciudad.

La idea me encantó. La escena de ver al aire libre a los zombies saliendo de la tierra, en una pantalla entre tumbas, suena espectacular.

Rrevisando la ficha de la película en la IMDB, encontré el comentario de una persona, quien cuenta como la primera vez que vio The dawn of the dead, veinticinco años atrás y en compañía de su esposa, quedaron tan impresionados, que al amanecer del día siguiente seguían platicando y discutiendo sobre las ideas y posibilidades que habían visto en la pantalla.

Últimamente he ido sólo al cine, de las últimas 15 películas que he visto, quizá 12 han sido sin compañía (no es por menospreciar a los cientos de desconocidos con quienes entro a la sala, pero uno se siente sólo cuando no comparte las palomitas con nadie).

"Más vale sólo", pienso, aunque la verdad es que a veces me gustaría salir de la función, y seguir platicando horas y horas sobre las cosas que me han impresionado y que revolotean en mi imaginación.

En ocasiones, lo más terrorífico de la película no está en la pantalla, sino cuando se enciende de nuevo la luz...