viernes, abril 28, 2006

Caminar despacio

La escuela primaria a la que yo asistía estaba bastante cerca de casa, así que todos los días iba y venía caminando en un trayecto que duraba alrededor de 5 minutos. Claro que en ese entonces el camino me parecía más largo de lo que me lo parece ahora, pero ciertamente nunca pense que fuera demasiado extenso.

Yo tendría alrededor de 8 años, y como mis padres trabajaban durante el día, les intranquilizaba un poco el que regresara sólo a casa. Si, sólo eran 5 minutos, pero todos sabemos como se preocupan a veces los papas.

Así pues, un día mi mamá se entero de que mi maestro se regresaba caminando por el mismo camino que yo tomaba, así que le pidio que, siempre que le fuera posible, hiciera el recorrido junto conmigo. Mi maestro, de nombre Dagoberto, cuando terminaban las clases, en cosa de 5 minutos ya estaba listo para partir, pero como tenía otro trabajo, tenía siempre mucha prisa para llegar a tiempo a la otra escuela donde también daba clases.

Era extraño durante esos escasos minutos, hablar con él de cosas que no siempre tenían que ver con la escuela. Creo que llegamos a ser amigos, y aunque ahora ya no sé que es lo que estará haciendo mi maestro, siempre lo recuerdo con mucho cariño.

Fue durante esos dos años de caminatas a toda prisa que se me quedo la costumbre de caminar siempre muy rápido, y quiero decir muy rápido ( hay que tomar en cuenta que para un niño no es muy sencillo caminar al ritmo de un adulto que tiene prisa).

Ahora, mucho tiempo después de aquellos días, he empezado a aprender, de vuelta, a caminar despacio. Puedo hacerlo ya casi sin tener que pensar en ello ( antes tenía que decir "trataré de caminar lento" ).
Hoy por la mañana, mientras recorría una calle a ese paso un tanto amodorrado, podía escuchar claramente el crujir de las hojas secas al pisarlas y todos esos pequeños sonidos que uno puede percibir en un lugar más o menos tranquilo cuando camina con tranquilidad, ya sabes: los insectos, el viento, tus propios pasos y esos maravillosos sonidos que hacen las hojas de los árboles cuando se agitan, o cuando un pajaro anda entre las ramas.

He aprendido a caminar despacio ¿sera que me estoy volviendo viejo?

jueves, abril 27, 2006

Match Point

Descubrí que me gustaban las películas de Woody Allen hace no más de seis meses.
Había visto algunas de sus películas, o más bien dicho fragmentos de ellas, cuando ocasionalmente las pasaban por la TV, luego decidí hacer la prueba cuando hace ya bastante tiempo, rente Everybody says I love you, y en aquel momento no llego a gustarme, ni siquiera terminé de verla. Pasarían varios años antes de que intentara volver a acercarme a las películas de este director.

Cuando vi, también sacada de un videoclub, la maldición del escorpión de Jade, el resultado no fue nada espectacular en mi. Estuve entretenido, pero nada más. Algo me hacía tratar de ver las películas de Woody Allen, pero simplemente no eran para mi.

Entonces, unos meses atras, rente El ciego (Hollywood ending) y sencillamente me fascinó. Le sigiueron Historias de Nueva York, Annie Hall, La rosa púrpura del Cairo y Poderosa Afrodita. Todas me gustaron más de lo que yo hubiera esperado.

Ayer tuve oportunidad de ver Match Point (que aqui fue extrañamente llamada: La provocación). No voy a hacer una sinopsis ni un resumen, ni mucho menos una crítica; que ni soy bueno para ello, y hay bastantes muy interesantes en la red. Sólo quiero decir que la forma de manejar las motivaciones más básicas del ser humano en una historia cautivante, es todo un logro.
Dije algo muy parecido después de haber visto El mercader de Venecia, y pense algo similar cuando por primera vez vi una tragedia griega en un teatro.

Y es que cuando veo que las emociones toman un primer plano en la pantalla, no puedo menos que sentirme atrapado por lo que veo.

Recuerdo que, en una ocasión, a propósito de unas pinturas rupestres halladas en una cueva, una persona comentaba que, cuando un muy famoso pintor de aquella época (en la que habían descubierto las pinturas) entro y pudo ver aquellas maravillosas escenas sobre la roca, simplemente dijo "no hemos aprendido nada".

Ayer pense que en cuestión de teatro (del cual al cine yo considero como una especie de masificación -si es que esta palabra existe- ), puede decirse algo similar, pero el asunto no es que no hayamos aprendido nada, sino que aún nos impulsan las mismas fuerzas que hace milenios ( no siempre para bien, desde luego) y lo mejor, seguimos cultivando el arte de contar historias humanas, y disfrutarlas.

He visto apenas una muy pequeña parte de la filmografía de W. Allen, todavía me quedan muchas cosas por descubrir.

PD ¡Me encanta Scarlett Johanson!

jueves, abril 06, 2006

Perspectivas

Pienso que los viajes por avión, pese a la maravilla que representa volar, nos hacen perder de vista muchos detalles del viaje. Claro que se abre toda una nueva perspectiva por observar, pero otras cosas pueden pasar desapercibidas. Esas manchas verdes desde los aires, en realidad son árboles, hierbas, y lo que parecía un solo verde, era unan muchos matices del mismo, además de otros colores inapreciables desde la lejanía.

Un viaje por carretera, cambia la sensación que puede producirte el mismo paisaje cuando caminas sobre él.
No sólo eran árboles, eran miles de hojas a lo largo de pequeñas ramas inumerables. Y la tierra, esa alfombra oscura, eran millones de granos sobre los que corren largos caminos de hormigas.

Siempre hay una forma distinta de ver las cosas.

El martes viaje a León y regresé ayer, fue algo del trabajo. Pero ya que el camino por carretera no rebasaba las 5 horas, decidí hacerlo en camión. -No hay mucho que ver en el camino, me habían dicho. ¿Cómo puede no haberlo? Si el paisaje, según decía algún libro de Saramago, es de las cosas que más abundan.